El antropólogo mexicano Raymundo Trejo
afirma que en los nueve años que lleva viviendo en Canadá ha visto cómo los
canadienses han ido adoptando la tradición de día de muertos.
Ya
sea pintándose el rostro de calavera, poniendo una ofrenda a su difunto o
asistiendo a las crecientes festividades de Día de Muertos, los canadienses y
residentes de varias culturas comienzan a entender el culto a los muertos,
asegura el antropólogo.
“Cuando
llegué a Canadá no vi nada de día de muertos hasta que supe de un evento en el
Gardiner Museum, cuya directora trajo a artesanos mexicanos para montar una
gran ofrenda”, recuerda Trejo.
La tradición de Día de
Muertos ha sido fomentada por los centros culturales como Harbourfront Centre,
los museos y la misma comunidad mexicana, que se congrega para esta festividad.
Para cada celebración
existen artistas que hacen calaveras y montan ofrendas, chefs que preparan
comida mexicana, hay pan de muerto, talleres infantiles, películas alusivas,
mariachis y baile folklórico.
En opinión de Raymundo
Trejo lo que le ha dado mucho impulso a esta celebración entre los canadienses
es el festival que desde hace siete años organiza un grupo de artistas visuales
mexicanos, movido por Jesús Mora y Luis Rojas.
“Ellos comenzaron hace
siete años en su taller de arte a recrear esta tradición mexicana en Toronto
con una intención noble y verídica, porque no les interesa que se vuelva una
moda, sino que el canadiense adopte la tradición en sus hogares con su
familia”, agregó.
A esta celebración de día
de muertos de la comunidad mexicana se han sumado artistas y promotores
culturales latinoamericanos. Desde hace tres años la organizan el Colectivo Día
de Muertos y el centro cultural Casa Maíz. El evento se ha ampliado en horas y
en espacio.
La
celebración de este año será el 31 de octubre, la noche de Halloween y habrá
danza azteca, baile folklórico, procesión con banda de viento, son jarocho,
mariachis y viene como invitado el trío Tlacuatzin desde la huasteca
veracruzana.
Raymundo Trejo es parte de
este colectivo y ha ayudado a montar la ofrenda de muertos, cuyo colorido atrae
la curiosidad de los canadienses.
El mexicano estuvo casado
con una canadiense y explicó que al principio ella no entendía el símbolo de
los cráneos, las velas y el papel picado, pero que poco a poco lo fue
asimilando. “Estamos separados, pero ella sigue poniendo un altar en su casa”.
Desde hace cinco años,
Trejo monta una ofrenda para el 1 y 2 de noviembre en una tienda de un amigo
descendiente de aborígenes canadienses, al oeste de Toronto.
“Esa
ofrenda la he dedicado al general Emiliano Zapata, al escritor Julio Cortázar,
a Diego Rivera, pero también a personajes importantes de la historia de Canadá,
como Luis Riel, un indígena Metis que dio nombre a la provincia de Manitoba”.
El
antropólogo sostuvo que el Día de Muertos es una de las festividades más
incluyentes que se pueda encontrar en el mundo.
“No hay ninguna cultura o
religión en el mundo que esté en contra de celebrar a nuestros antepasados,
salvo los adventistas que no mezclan a los muertos con los vivos, pero
entienden que es una manera de recordar a los antepasados y a los familiares
fallecidos”.
Añadió
que esta inclusión ha sido la clave para que la festividad crezca y se
reproduzca en diversos centros culturales tanto canadienses como mexicanos y
latinos.
Los canadienses acuden a
estas celebraciones para deleitar los sentidos con la comida, música, danza,
comienzan a comprar artesanías como decoración. Se admiran de ver a los
danzantes aztecas y son muy receptivos a este tipo de eventos.
Interrogado respecto al
riesgo de la comercialización de la tradición de muertos, Trejo consideró que
es difícil controlar esa mercadotécnia, pero resaltó que lo más importante es
ver cómo la gente adopta la tradición según sus posibilidades.
“La explotación económica
del culto a los muertos es inevitable porque la tradición es atractiva por sus
colores, sensaciones, sabores, es difícil ignorarla”.
Señaló que “el aporte
cultural no necesariamente debe permanecer intocable, no debe impedir que la
gente se involucre”.
En la celebración del
Colectivo Día de Muertos en el espacio cultural Wychwood Barns Artscape, han
participado indígenas canadienses con sus cantos y tambores.
“Los
indígenas canadienses también honran a sus muertos, les ponen ofrendas, aunque
no esperan que los muertos vengan porque saben que su espíritu está alrededor
de las personas”.
En la segunda mitad de
octubre se celebran diversas festividades de Día de Muertos en Vancouver,
Québec y Ontario, las principales provincias de Canadá.
Raymundo Trejo prevé que
la tradición del Día de Muertos, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural
Inmaterial de la Humanidad, se extenderá por Norteamérica y el resto del mundo.
“Como antropólogo no me
preocupa que la gente comience a modificar algo de la tradición, eso me
demostraría que la gente ha tomado el interés por el culto y lo adoptará a su
manera
Desde la Revista ZONA LUZ.
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