La vitamina A, retinol o antixeroftálmica,
es una vitamina
liposoluble (es decir
que es soluble en cuerpos grasos, aceites y que no se puede liberar en la orina como normalmente lo hacen las vitaminas
hidrosolubles) que se requiere en
varios procesos biológicos, tales como la visión, el
desarrollo del sistema
inmunitario, la formación y
mantenimiento de las células epiteliales (de la piel y las mucosas), el desarrollo
embrionario y el crecimiento.
La vitamina A es un nutriente esencial para el ser humano. Se conoce
también como retinol, ya
que genera pigmentos necesarios para el funcionamiento de la retina. Desempeña un papel importante en el desarrollo de una
buena visión, especialmente ante la luz tenue. También se puede requerir para
la reproducción y la lactancia. El β-caroteno,
que tiene propiedades antioxidantes que ayudan a eliminar radicales libres previniendo el
envejecimiento celular, es un precursor de la vitamina A. El retinol puede oxidarse hasta formar el ácido
retinoico, un ácido de uso
medicinal. Esta vitamina posee 3 vitameros (vitaminas que tienen más de una forma química) son el retinol, el retinal y el ácido
retinoico.
Se forma a partir de la provitamina betacaroteno y otras provitaminas en el tracto del intestino grueso. Se almacena en el hígado.
Historia
En Egipto,
hacia el año 1500 a. C. se describió por vez primera el tratamiento
de la ceguera nocturna (actualmente es sabido que esta ceguera obedece a un
déficit de vitamina A), si bien no
se relacionó a dicha enfermedad con alguna deficiencia en la dieta, se
recomendaba la ingesta de hígado (alimento
rico en vitamina A). Hipócrates
prescribía hígado untado en miel a aquellos niños que en un estado de
desnutrición padeciesen de ceguera, además de esto se han descrito prácticas
similares en otras culturas del mundo.
En 1906,
investigaciones en la alimentación del ganado determinaron que existían otros
factores además de los carbohidratos, proteínas y grasas que eran necesarios para mantener la salud de los
animales.
Entre los
años 1912-1914, uno de esos factores fue independientemente descubierto por Elmer
McCollum y Margaret
Davis en la Universidad
de Wisconsin-Madison, y en 1913 por Lafayette Mendel y Thomas
Burr Osborne en la Universidad
de Yale, estos últimos que
descubrieron un factor liposoluble en la mantequilla. Los investigadores
consideraron el nombre del mismo en base al descubrimiento reciente del factor hidrosoluble B (vitamina B), por lo que acuñaron el nombre de factor liposoluble A (Vitamina A) para esta nueva
sustancia descubierta.
En 1919,
Harry Steenbock de la Universidad de Wisconsin-Madison propuso una relación
entre los pigmentos amarillos de los vegetales los β-carotenos y la vitamina A.
En 1930,
Thomas Moore entregó la primera evidencia de que un carotenoide es el precursor
de la vitamina A convirtiéndose en el intestino delgado de los mamíferos.
En 1946,
los holandeses David Adriaan Van Dorp and Jozef Ferdinand Arens publicaron la
síntesis para la vitamina A en su
forma ácida en la revista Nature.
En 1947,
ellos completaron la primera síntesis del complejo que compone la vitamina A habiendo transformado el
radical ácido en uno alcohólico.
En el año
2000, dos grupos investigadores independientes tuvieron éxito en identificar la
enzima que genera la vitamina A a
partir de β-caroteno.
Acción fisiológica
y bioquímica
La vitamina A tiene varias funciones
importantes en el organismo como la resistencia a infecciones, la producción de
anticuerpos, crecimiento óseo, fertilidad. Pero su principal función es la que
cumple en la retina. El retinol es transportado hacia la retina, donde es
oxidado a 11 cis-retinal que es llevado a las células presentes en la retina,
en este caso a los bastones donde se une a una proteína de la
retinal llamada opsina para así formar el pigmento visual llamado rodopsina.
Estos bastones junto con la rodopsina detectan cantidades muy pequeñas de
luz (por eso su función es tan importante para la vista nocturna), estos
fotones de luz desatan una cadena de eventos generando un impulso nervioso al
nervio óptico que el cerebro interpreta tan bien que se permite la visión a blanco y negro.
Esta
vitamina también es muy necesaria para el crecimiento y la diferenciación del
tejido epitelial por ejemplo el del ojo, del aparato respiratorio y
gastrointestinal, se requiere en el crecimiento del hueso, en la reproducción y
el desarrollo embrionario. Junto con algunos carotenoides,
la vitamina A aumenta la función inmunitaria, contribuye
a reducir las consecuencias de ciertas enfermedades infecciosas que pueden ser
mortales.
Existen receptores
en el núcleo del ácido
retinóico y otros retinoides y estos receptores son del mismo tipo que los que median
la acción de las hormonas esteroideas y tiroideas.
Equivalencia
de retinoides y carotenoides (UI)
La vitamina A suele expresarse en Unidades
Internacionales (UI) o como equivalentes de retinol (ER), que corresponden a
1 µg de retinol, 6 de β-carotenos o 12 µg de otros carotenos. Debido
a que la producción de retinol se realiza a partir de provitaminas en el
organismo, su producción es regulada por la cantidad disponible de retinol en
el cuerpo. De acuerdo a esto, la conversión aplica estrictamente para casos de
deficiencias de vitamina A en el
organismo. La absorción de las provitaminas depende en gran parte de la
cantidad de grasas ingeridas, ya que éstas incrementan la absorción de las provitaminas.
Déficit de Vitamina A
Dentro
de las primeras manifestaciones que ocasiona el déficit de vitamina A (Avitaminosis), se encuentran los problemas de la vista,
y más concretamente en la visión nocturna. Un déficit prolongado genera una
serie de cambios radicales a nivel ocular, entre ellos la xeroftalmia. El
proceso ocurre de forma progresiva. Primero se produce sequedad en la
conjuntiva (xerosis) y el epitelio normal del conducto lagrimal y de la mucosa
es reemplazado por un epitelio queratinizado. Luego, ocurre una acumulación de
la queratina en placas pequeñas (manchas de Bitot) y finalmente se produce una
erosión de la superficie rugosa de la córnea, con ablandamiento y destrucción
de la misma (queratomalacia), lo cual desemboca en una ceguera total. Otros
cambios incluyen el incremento de la susceptibilidad a las infecciones
bacterianas, parasitarias o virales, hipoqueratosis, queratosis pilaris y
metaplasia escamosa del epitelio que cubre vías respiratorias, urinarias hasta
llegar a un epitelio queratinizado, la piel se vuelve áspera, seca, con escamas
al igual que el cabello y las uñas.
www.es.wikipedia.org/wiki/Vitamina_A
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