Juan Carlos Barradas Contreras
juancarlos@isurgere.com
En la actualidad de nuestra vida moderna, formar parte de redes sociales tales como Facebook, twitter, instagram o cualesquiera otras, se ha convertido para muchos una verdadera obsesión y fuente de satisfacción o frustración.
Se
trata de publicar algo, lo que sea, comentarios, fotos, videos, ocurrencias o
fruslerías, pero con una evidente intención: obtener la aprobación manifiesta
de los demás, confirmadas en “likes”, comentarios positivos, aumento de
seguidores, todo con la intención oculta de conseguir creciente aceptación ante
todos. Mientras más se comente lo que se publica mucho mejor, porque se ha
cumplido el objetivo que es impactar la vida de los demás.
Sin embargo, podemos
darle la vuelta y darnos cuenta de una cosa. Formamos parte de una red social
que es real. Todos formamos parte de la sociedad y todo lo que hacemos, posee
siempre repercusiones sociales. Si tú no haces aquello para lo que posees algún
talento, alguien siempre saldrá perjudicado, porque lo que no hagas impedirá a
otro ocupar su puesto o realizar aquello para lo que él está capacitado.
Lo que haces, por
aparentemente insignificante que sea, posee una repercusión. Acción individual
que no recibe reconocimiento público por los “likes” o comentarios, sino por la
continuidad que adquiere la acción: si tú haces lo que te corresponde, otros
podrán hacer lo propio; si no lo haces, entorpecerás la acción de los otros.
En esta red social no hace falta requerir la aprobación de
los demás, sino la búsqueda generosa de entrega, de servicio, manifestada en la
colaboración sin reconocimiento pero que sabe que es real y efectiva. Poco
importa si se sabe o no. Se reconoce por sus implicaciones, corresponde a una
necesidad de logro.
En
esta red ¿cómo se hacen las publicaciones? Simplemente sirviendo. Nada más. Es
una red de servicio, de entrega, de solidaridad social, más efectiva mientras
menos egocentrismos o egoísmos la empañen.
Y
tú ¿a cuál red perteneces principalmente? Una será pasajera e instantánea; la
otra, eterna y trascendente. Tú eliges, nadie más.
Hasta la vista. Es
de, ZONA LUZ CITY.
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