Todo hemos tenido momentos en nuestra
vida en que nuestro peso se vuelve un pensamiento persistente en el día. Tal
vez no sea una prioridad ni una preocupación constante, pero de vez en cuando,
está presente. Si eres como yo, has tenido momentos en tu vida en los que has subido
y bajado de peso sin darte cuenta hasta que tu ropa te hace notarlo. No es
tanta validad, solo que como mujer puede llegar a ser una inevitable
preocupación.
Desde que recuperado.
Desde que recuerdo, he tenido momentos más
delgados que otros, más saludos también. Desde que era niña estuve en
muchísimos deportes, pero al mes o la año terminaba aburriéndome y dejándolo.
Hace años que no he rebasado esa línea de “sobrepeso”, pero eso fue gracias a
que encuentre una manera en la que disfruto hacer ejercicio y divertirme al
mismo tiempo. Muchas veces me ha atormentado la idea del cuerpo perfecto, pero
como mujeres estamos expuestos a una cantidad inmensa de estímulos diarios de cómo
nos deberíamos ver.
Pero llegar un puesto en el no podes
estar fijándote solamente en tu peso, en cómo te ven o si quizás deberías verte
de diferente manera. Me di cuenta de que aunque adelgazara, mi cuerpo jamás se vería
igual que el de otra persona. Acepte mi estatura, mis piernas cortas, mis caderas
y mi complexión; la genérica puede ser tu mejor amigo o tu peor enemigo,
dependiendo de cómo lo veas.
Entendí que existe una manera de estar
saludable de forma tranquila y con pósitos de bebe. Intentando adaptar mi “nuevo”
estilo de vida a la vida que ya tenía, en vez de agregar una preocupación
adicional y estresarme aún más.
Finalmente, acepta mi amor por la comida.
Obviamente, no significa comerme todo lo que vea, pero una vez al mes, no pasa
nada y mejorar tu estilo de vida es un proceso que toma tiempo y paciencia.
Desde ZONA LUZ CITY.
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