Este artículo trata sobre al trastorno autista clásico. Para otros usos
de este término, véanse trastornos
del espectro autista y trastorno
generalizado del desarrollo. El autismo (del griego auto- αὐτός que
actúa sobre sí mismo o por sí mismo' e -ismos 'proceso patológico' ) es
un trastorno del neurodesarrollo caracterizado
por alteración de la interacción social,
de la comunicación (tanto verbal como no verbal)
y el comportamiento restringido y repetitivo. Los padres generalmente notan
signos en los dos primeros años de vida de su hijo. Estos generalmente se
desarrollan gradualmente, pero algunos niños con autismo alcanzan sus hitos
del desarrollo a un ritmo normal y luego sufren autismo
regresivo.
El autismo
es altamente heredable, pero la causa incluye tanto factores ambientales
(contaminación, alimentación, etc.) como susceptibilidad genética. En
casos raros, el autismo está fuertemente asociado con teratología (agentes que causan
defectos de nacimiento). Las controversias rodean a las otras causas ambientales
propuestas; por ejemplo, las hipótesis de vacuna son biológicamente
implausibles y han sido refutadas por estudios científicos. Los criterios de diagnóstico requieren que
los síntomas se hagan evidentes en la primera infancia, típicamente antes de
los tres años. El autismo afecta el procesamiento de información en
el cerebro alterando cómo las células nerviosas y sus sinapsis se conectan y organizan; cómo
ocurre esto, no está bien esclarecido. Es uno de los tres trastornos
del espectro autista (TEA); los otros dos son el síndrome de
Asperger, que carece de retrasos en el desarrollo cognitivo y del
lenguaje, y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado (TGD-NE),
que se diagnostica cuando no se cumplen la totalidad de los criterios para el
autismo o el Síndrome de Asperger.
Las
intervenciones tempranas de conducta, cognición y habla pueden ayudar a los
niños con autismo a ganar habilidades de autocuidado, sociales y comunicativas. A
pesar de que no existe una cura conocida, existen casos de niños que se
han recuperado. No hay muchos niños autistas que vivan de forma
independiente después de alcanzar la edad adulta, aunque algunos llegan a tener
éxito. Se ha desarrollado una cultura autista, en la que algunos
individuos buscan una cura y otros creen que el autismo debería aceptarse como
una diferencia y no tratarse como un trastorno.
Para 2010,
la tasa de autismo se estima en alrededor de 1-2 autistas por cada 1000
personas en todo el mundo y ocurre cuatro a cinco veces más frecuente en niños
que en niñas. Para 2014, cerca del 1,5 % de los niños en los Estados
Unidos (uno de cada 68) le diagnosticaron TEA, un aumento del 30 % a
partir de 1 de cada 88 en 2012. La tasa de autismo entre adultos mayores
de 18 años en el Reino Unido es del 1,1 %. El número de personas
diagnosticadas ha aumentado dramáticamente desde la década de 1980, debido en
parte a cambios en la práctica diagnóstica y los incentivos financieros
subsidiados por el gobierno para la identificación diagnóstica; la
cuestión de si las tasas reales han aumentado sigue sin resolverse.
Historia
La palabra
«autismo» fue utilizada por primera vez en 1912 por
el psiquiatra suizo Eugene Bleuler,
en un artículo publicado en el American Journal of Insanity,
refiriéndose a un sinónimo de la esquizofrenia. Lo construyó a partir del
griego αὐτὀς (autos) que significa «uno mismo».
En 1938,
el médico austríaco Hans Asperger utilizó la terminología
de Bleuler usando «autístico» en el sentido moderno para describir en
psicología infantil a niños que no compartían con sus pares, no comprendían los
términos «cortesía» o «respeto» y presentaban además hábitos y movimientos
estereotipados. Denominó el cuadró «psicopatía autística».
El uso
médico moderno del término autismo no ocurrió hasta 1943,
cuando Leo Kanner,
del Hospital Johns
Hopkins, estudió a un grupo de once niños que tenían «una
inhabilidad innata para lograr el usual y biológicamente natural contacto
afectivo con la gente» e introdujo la caracterización autismo infantil
temprano. Hans Asperger y Leo Kanner son considerados los diseñadores del
estudio moderno del autismo.
Las
interpretaciones del comportamiento de los grupos observados por Kanner y
Asperger fueron distintas. Kanner reportó que tres de los once niños no
hablaban y los demás no utilizaban las capacidades lingüísticas que poseían.
También notó un comportamiento auto-estimulatorio y "extraños"
movimientos en aquellos niños. Por su lado, Asperger notó, más bien, sus
intereses intensos e inusuales, su repetitividad de rutinas y su apego a
ciertos objetos, lo cual era muy diferente al autismo de alto rendimiento, ya
que en el experimento de Asperger todos hablaban. Indicó que algunos de estos
niños hablaban como "pequeños profesores" acerca de su área de
interés, y propuso la teoría de que para tener éxito en las ciencias y en el
arte uno debía tener cierto nivel de autismo.
El trabajo
del Asperger, sin embargo, no fue reconocido hasta 1981 (por
medio de Lorna Wing),
debido principalmente a que fue escrito en alemán. Aunque tanto Hans Asperger como Leo
Kanner posiblemente observaron la misma condición, sus diferentes
interpretaciones llevaron a la formulación del síndrome de
Asperger (término utilizado por Lorna Wing en una publicación
en 1981), lo que lo diferenciaba al autismo de Kanner.
El
psicoanalista y psicólogo austriaco, Bruno Bettelheim (Viena, Austria; 1903 –
Chicago, Estados Unidos; 1990) se interesó por el autismo, desde una posición
que le separa de modo obvio de Kanner. Frente a la experiencia clínica y
búsqueda científica y neurobiológica de éste, Bettelheim adoptó una postura más
doctrinaria, partiendo de los postulados psicoanalíticos (como el supuesto
rechazo inicial de los padres hacia el neonato como medio de autoprotección) y
tratando también de incorporar la epistemología genética de Piaget.
Otra autora
psicoanalista muy destacada e influenciada por Bettelheim, fue Frances Tustin
Darlington, Inglaterra; 1913 - Londres, Inglaterra; 1994) que gozó de una gran
popularidad en todo el mundo y continúa teniéndola actualmente. En 1953 se
trasladó a Boston realizando una práctica en el James Jackson Putnam Center
dirigido por Beata Rank y Marian Putnam, uno de los primeros centros de
tratamiento para niños con autismo.
La
psiquiatra Lorna Wing (Gillingham, Inglaterra; 1928 - Kent, Inglaterra, 2014)
con una hija con autismo, se involucró en la investigación de trastornos del
comportamiento, particularmente en el espectro del autismo. Entró a formar
parte, junto con otros padres, de la NAS (National Autistic Society,
Inglaterra), en 1962, primera asociación nacional de autismo del mundo.
El
psicólogo estadounidense de origen alemán, Eric Schopler (Fürth, Alemania; 1927
- Mebane, Estados Unidos; 2006) cuya investigación pionera en el autismo llevó
a la fundación del programa TEACCH, horrorizado por las ideas y la práctica de
Bettelheim, entrenaba a los padres en el proceso educativo tanto como fuera
posible.
El psicólogo
clínico Ole Ivar Lovaas (Lier, Noruega; 1932 - Lancaster, Estados Unidos 2010)
fue considerado como uno de los padres de la terapia para el autismo,
denominada análisis de conducta aplicada o ACA, más conocido por sus siglas en
inglés como ABA (applied behavior analysis). Fue muy criticado por el uso de
técnicas aversivas.
La psicóloga
evolutiva alemana Uta Frith (Rockenhausen, Alemania; 1941) trabaja en el
Instituto de Neurociencia Cognitiva en la Universidad Collegede Londres. Ella
ha sido pionera en gran parte de la investigación actual sobre el autismo.
Etiología
Las causas
del autismo se desconocen en una generalidad de los casos, pero muchos
investigadores creen que es el resultado de algún factor ambiental y alguna
causa extra uterina que interactúan con una susceptibilidad genética.
Bases
neurobiológicas
La evidencia
científica sugiere que en la mayoría de los casos el autismo es un desorden
heredable. De hecho, es uno de los desórdenes neurológicos con mayor influencia
genética que existen. Es tan heredable como la personalidad o el cociente
intelectual.
Los estudios
en gemelos idénticos han encontrado que, si uno de los gemelos es autista, la
probabilidad de que el otro también lo sea es de un 60 %, pero de
alrededor de 92 % si se considera un espectro más amplio. Incluso hay un
estudio que encontró una concordancia de 95,7 % en gemelos idénticos. La
probabilidad en el caso de mellizos o hermanos que no son gemelos es de un 2 a
4 % para el autismo clásico y de un 10 a 20 % para un espectro
amplio. No se han encontrado diferencias significativas entre los resultados de
estudios de mellizos y los de hermanos. Sin embargo, no se ha demostrado que
las diferencias genéticas observadas, aunque resultan en una neurología atípica
y un comportamiento considerado anormal, sean el origen patológico.
Se han
encontrado dos genes relacionados con el autismo que también están relacionados
con la epilepsia, el SNC1A causante del síndrome de Dravet y
el PCDH19 que provoca el síndrome
EFMR también llamado Juberg Hellman. También se han encontrado
deleciones de pérdida de PCDH 10 que han sido relacionadas directamente con
trastornos del espectro autista "autism spectrum disorders"
(ASD).
Recientemente
se ha descubierto otro gen más implicado en el desarrollo del autismo y la
asociación entre la epilepsia y el autismo, ya se conocen dos genes, en 2001 se
encontró el SNC1A, en 2009 se descubrió la relación con el PCDH19 y en abril de
2011 se ha encontrado el SYN1 en una familia canadiense.
Otras
investigaciones han descubierto que la hormona oxitocina podría jugar un papel
relevante en la aparición del autismo. En el cerebro, la hormona oxitocina
parece estar involucrada en el reconocimiento y establecimiento de relaciones
sociales y podría estar involucrada en la formación de relaciones de confianza y generosidad.
Otros
estudios sugieren que las personas autistas tienen diferencias en la producción
de serotonina y otros neurotransmisores en el cerebro. A
pesar de que estos hallazgos requieren más estudios.
Causas
estructurales
Los estudios
de personas con autismo han encontrado diferencias en algunas regiones del
cerebro, incluyendo el cerebelo, la amígdala,
el hipocampo,
el septo y los cuerpos mamilares. En particular, la
amígdala e hipocampo parecen estar densamente poblados de neuronas, las cuales
son más pequeñas de lo normal y tienen fibras nerviosas subdesarrolladas. Estas
últimas pueden interferir con las señales nerviosas. Otra de las
características encontradas son que el niño diagnosticado con autismo puede
presentar un subdesarrollo de "las neuronas espejo"; incluso algunos
expertos afirman que carecen de ella. Dicha ausencia o subdesarrollo provoca un
descenso metabólico y funcional en el lóbulo frontal, provocando un descenso
estructural particularmente en la zona donde se halla "la teoría de la
mente". También se ha encontrado que el cerebro de una persona con autismo
es más grande y pesado que el cerebro promedio. Estas diferencias sugieren que
el autismo coincide con un desarrollo atípico del cerebro durante el desarrollo
fetal, y habiendo diversos cambios también en el cerebelo (en concreto en la
vermis número 7). Sin embargo, cabe notar que muchos de estos estudios no se
han duplicado y no explican una generalidad de los casos.
Factores
ambientales
A pesar de
que los estudios sobre gemelos indican que el autismo es sumamente heredable,
parecen también indicar que el nivel de funcionamiento de las personas con
autismo pueden ser afectados por algún factor ambiental, al menos en una
porción de los casos. Una posibilidad es que muchas personas diagnosticadas con
autismo en realidad padecen de una condición desconocida parecida al autismo
causada por factores ambientales, o sea, una fenocopia. De hecho, algunos investigadores
han postulado que no existe el "autismo" en sí, sino una gran
cantidad de condiciones desconocidas que se manifiestan de una manera similar.
De todas
formas, se han propuesto varios factores ambientales que podrían afectar el
desarrollo de una persona genéticamente predispuesta al autismo:
El
debate sobre las vacunas
La relación
entre el autismo y las vacunas fue
propuesta inicialmente por Andrew Wakefield, un ex cirujano británico
e investigador médico. Andrew Wakefield planteó la existencia de un vínculo
entre la vacuna triple viral
(contra el sarampión, las parotiditis y la rubéola), el autismo y la enfermedad
intestinal en 1998. Cuatro años después de la publicación del documento, los
resultados de otros investigadores aún no habían podido reproducir las
conclusiones de Wakefield o confirmar su hipótesis de una relación entre trastornos
de la infancia gastrointestinales y el autismo. Una investigación en 2004
realizada por el periodista Brian Deer del Sunday Times reveló intereses
financieros por parte de Wakefield y la mayoría de sus colaboradores en
desacreditar la vacuna. El Consejo Médico General Británico(GMC) realizó
una investigación sobre las denuncias de mala conducta contra Wakefield y dos
colegas anteriores. En 2010, fue encontrado culpable de fraude y se le prohibió
volver a ejercer la medicina.
Factores
obstétricos
Hay un buen
número de estudios que muestran una correlación importante entre las
complicaciones obstétricas y
el autismo. Algunos investigadores opinan que esto podría ser indicativo de una
predisposición genética nada más. Otra posibilidad es que las complicaciones
obstétricas simplemente amplifiquen los síntomas del autismo.
Estrés
Se sabe que
las reacciones al estrés en las
personas con autismo son más pronunciadas en ciertos casos. Sin embargo,
factores psicogénicos como base de la etiología del autismo casi no se han
estudiado desde los años 70, dado los nuevos enfoques que han surgido hacia la
investigación de causas genéticas.
Ácido
fólico
La
suplementación con ácido fólico ha aumentado
considerablemente en las últimas décadas, particularmente por parte de mujeres
embarazadas. Se ha postulado que éste podría ser un factor de generaciòn de
autismo, dado que el ácido fólico afecta la producción de células, incluidas
las neuronas. Sin embargo, la comunidad científica todavía no ha tratado este
tema.
Crianza
Entre los
años 50 y los 70 se creía que los hábitos de los padres eran corresponsables
del autismo, en particular, debido a la falta de apego,
cariño y atención por parte de madre-padre denominados "madre-padre
nevera" (refrigerator mother-father). Estas teorías han sido
refutadas por investigadores de todo el mundo en las últimas décadas. El grupo
de estudio para los trastornos del espectro autista del Instituto de Salud
Carlos III del Ministerio de Sanidad califica estas teorías como uno de los
mayores errores en la historia de la neuropsiquiatría infantil.
Ciertas
investigaciones relacionaron la privación institucional profunda en un orfanato con la aparición de un número
desproporcionado de niños con algunos rasgos cuasi-autistas (aunque sin las
características fisiológicas). Se postula que este fenómeno es una fenocopia del autismo. A
diferencia de los niños con autismo, la sintomatología de estos niños, con
rasgos provocados por la privación extrema, remite cuando viven en un entorno
normalizado. Una privación institucional extrema, por otro lado, puede agravar
el grado de afectación de un niño autista y empeorar trágicamente su
pronóstico.
Las
investigaciones de Spitz y toda la teoría del Apego de John Bowlby, basadas en la potencia de
salud mental que proporciona el apego al bebé, demuestran hasta qué punto puede
beneficiar a los niños autistas un entorno de apego seguro, amor y respeto.
Causas
conocidas
En una minoría
de los casos, desórdenes tales como el síndrome del X
frágil, síndrome
deleción 22q13, síndrome de Rett, esclerosis tuberosa, fenilcetonuria no tratada, rubéola congénita, síndrome de
Prader-Willi o trastorno
desintegrativo de la infancia causan comportamiento autista, y
podrían diagnosticarse erróneamente como "autismo". Aunque personas
con esquizofrenia pueden
mostrar comportamiento similar al autismo, sus síntomas usualmente no aparecen
hasta tarde en la adolescencia o temprano en la etapa adulta. La mayoría de las
personas con esquizofrenia también tienen alucinaciones y delirios, las cuales
no se encuentran en el autismo.
A finales
del decenio de los 90, en el laboratorio de la Universidad de California en San
Diego se investigó sobre la posible conexión entre autismo y neuronas espejos, una clase recién
descubierta de neuronas espejo.
La probada
participación de esas neuronas en facultades como la empatía y la percepción de las
intenciones ajenas sustenta una hipótesis de que algunos síntomas del autismo
obedezcan a una disfunción del sistema neuronal especular. Diversas investigaciones
confirman la tesis.
Las neuronas
espejo realizan las mismas funciones que parecen desarboladas en el autismo. Si
el sistema especular interviene de veras en la interpretación de intenciones
complejas, una rotura de esos circuitos explicaría el déficit más llamativo del
autismo: la carencia de facultades sociales. Los demás signos distintivos de la
enfermedad-ausencia de empatía, lenguaje e imitación deficiente, entre otros,
coinciden con los que cabría esperar en caso de disfunción de las neuronas espejo.
Las personas
afectadas de autismo muestran menoscabada la actividad de sus neuronas espejo
en el giro frontal inferior, una parte de la corteza premotora del cerebro;
quizás ello explique su incapacidad para captar las intenciones de los demás.
Las disfunciones de las neuronas espejo en la ínsula y la corteza cingulada
anterior podrían responsabilizarse de síntomas afines, como ausencia de
empatía, los déficit en el giro angular darían origen a dificultades en el
lenguaje. Los autistas presentan también alteraciones estructurales en el cerebelo y el tronco cerebral.
Conexión
intestino-cerebro
Existe un
intenso debate en la comunidad científica sobre la conexión intestino-cerebro.
Varios estudios sugieren una relación entre la sensibilidad
al gluten no celíaca y trastornos neuropsiquiátricos,
entre los que figura el autismo.
La
investigación sobre el efecto de la dieta y la nutrición en el autismo se ha
incrementado en las últimas dos décadas, sobre todo en los síntomas de hiperactividad y atención. Se ha
planteado la hipótesis de que algunos síntomas de los trastornos del espectro
autista pueden ser causados por los péptidos opioides formados
a partir de la descomposición incompleta de los alimentos que contienen gluten y caseína, que atraviesan la membrana
intestinal debido a un aumento de la permeabilidad
intestinal, pasan al torrente sanguíneo y cruzan la barrera
hematoencefálica. El exceso resultante de los opioides se cree que
conduce a los comportamientos observados en el autismo y que la eliminación de
estas sustancias de la dieta podría determinar un cambio en los comportamientos
autistas.
El hallazgo
de anticuerpos del tipo IgG contra antígenos alimentarios se considera
una evidencia indirecta del aumento de la permeabilidad intestinal. Los niños
con autismo tienen, en comparación con los controles sanos, niveles significativamente
más altos de anticuerpos antigliadina del
tipo IgG (pero no del tipo IgA), especialmente aquéllos con síntomas gastrointestinales.
También se ha reportado un aumento de los anticuerpos dirigidos a varios
otros alérgenos alimentarios,
incluidos la caseína y la leche entera.
La eficacia
de la dieta sin gluten y
sin caseína en la mejora de la conducta autista aún no está definitivamente
demostrada y son necesarios nuevos estudios a gran escala, aleatorizados y de
buena calidad. Los estudios realizados hasta la fecha indican que sólo una
parte de niños diagnosticados con trastornos del espectro autista se beneficia
de la eliminación del gluten de la dieta. En
general, según las observaciones de los padres, la dieta produce una mayor
mejora de los comportamientos autistas, los síntomas fisiológicos y las
habilidades sociales en los niños con síntomas gastrointestinales,
diagnósticos de alergia alimentaria
o sospecha de sensibilidad alimentaria; y en aquellos en los que la supresión
del gluten y la caseína es estricta, con errores poco frecuentes tanto bajo la
supervisión paterna como en el resto de situaciones.
Teorías
Muchos
modelos se han propuesto para explicar qué es o qué causa el comportamiento
autista.
·
Carencia de
teoría de mente
Propuesta
también por Simon Baron-Cohen,
Esta teoría sostiene que las personas autistas son "mentalmente
ciegas", es decir, que carecen de una teoría de mente (que
no pueden descifrar el estado mental de otros) y, en resumen, que no pueden
codificar ni decodificar el lenguaje ni las relaciones interpersonales. La
presencia de teoría de mente se mide por medio de pruebas,
siendo la más típica la prueba de Sally-Anne (ver)
Baron-Cohen,
Leslie y Frith establecieron la hipótesis de que las personas con autismo no
tienen una teoría de la mente, esto es, la capacidad de inferir los estados mentales
de otras personas (sus pensamientos, creencias, deseos, intenciones) y de usar
esta información para lo que dicen, encontrar sentido a sus comportamientos y
predecir lo que harían a continuación. Se realizó un experimento con niños sin
trastornos, con Síndrome de Down y
con autismo.
Baron-Cohen,
Leslie y Frith encontraron que el 80% de su muestra de niños con autismo
contestaron incorrectamente. No fueron capaces de atribuir una falsa creencia a
Sally (Sally cree que la canica está en el cesto, aunque el niño sabe que la
canica está en la caja, pues vieron que Anne hizo ese cambio).
La teoría de
la mente define la incapacidad que presentan las personas con autismo para
tener en cuenta el estado mental de los otros. La respuesta errónea del niño
con autismo se produce porque sólo se basa en lo que ha visto y no puede
imaginar lo que el otro está pensando. Esta teoría explica la tríada de
alteraciones sociales, de comunicación y de imaginación, pero no explica por
qué un 20% de niños con autismo supera la tarea, ni tampoco puede explicar
otros aspectos como son: repertorio restringido de intereses, deseo obsesivo de
invarianza, etc. Si una persona estuviera ciega ante la existencia de estados
mentales, el mundo social le parecería caótico, confuso y, por tanto, puede ser
que incluso le infundiera miedo (Baron-Cohen en Riviere y Martos, 1997). Hay
que tener en cuenta que una característica de las personas con TEA es la
dificultad que tienen de predecir los cambios que ocurren en el medio social;
muchas veces tienen conductas extrañas debido a sus dificultades para leer la
mente.
·
Falta de coherencia central
Esta teoría,
propuesta por Uta Frith, sugiere
que los niños autistas son buenos para prestar atención a los detalles, pero no
para integrar información de una serie de fuentes. Se cree que esta
característica puede proveer ventajas en el procesamiento rápido de
información, y tal vez se deba a deficiencias en la conectividad de diferentes
partes del cerebro.
·
Una construcción social
Esta es la
teoría de que el autismo no es un trastorno sino una construcción social,
es decir, que su estatus de anormalidad está basado en convenciones sociales
acerca de lo que constituye comportamiento normal y anormal. El autismo se
define según comportamientos observados o "síntomas" y no basándose
en accidentes sufridos, patógenos, o daños fisiológicos específicos (al menos
no en la generalidad de los casos caracterizados como "autismo").
Las
diferencias neurológicas y de comportamiento del autismo podrían describirse
entonces como la forma de ser de la persona. Cabe notar que la dificultad para
encontrar un individuo con ventajas en muchos casos, y la esperanza de vida
normal de los autistas, parecen respaldar estas ideas.
Cuatro
clínicos
Los síntomas
son la falta de interacción social (muestran dificultad para relacionarse con
otros niños de la misma edad, poco o nulo contacto visual, evitan el contacto
físico, no responden al ser llamados por su nombre, no tienen lenguaje y si lo
tienen presenta alteraciones), las estereotipias (movimientos repetitivos),
poca tolerancia a la frustración, risas o llantos sin motivo aparente,
presentan hiperactividad o son muy pasivos, no hay juego simbólico, carecen de
juego creativo. La mayoría de estos síntomas pueden aparecer al año y medio de
edad, comenzando con retrocesos en el desarrollo del niño.
Una
característica que se reporta comúnmente, pero que no es necesaria para un
diagnóstico, es la de déficits sensoriales o hipersensitividad
sensorial. Por ejemplo, a una persona autista puede molestarle un
ruido que para una persona no autista pasa inadvertido. En muchos casos la
molestia puede ser extrema, hasta el punto de llevar a comportamientos
violentos. Por otro lado, un autista puede tener una gran tolerancia al dolor.
Algunos aseguran que no se percatan del hambre o de otras necesidades
biológicas.
En algunos
casos (no se conocen cifras exactas), puede haber un comportamiento
auto-dañino, por ejemplo, el de golpearse la cabeza contra una pared. Otros
comportamientos típicamente descritos son los de dar vueltas constantemente y
aletear con las manos.
Otros
desórdenes, incluyendo el síndrome de
Tourette, impedimentos en el aprendizaje y el trastorno
de déficit de atención, a menudo concurren con el autismo. Debido a
razones aún desconocidas, alrededor del 20% al 30% de las personas con autismo
también tienen ataques epilépticos durante
la adolescencia. En un estudio retrospectivo de 2008, se encontró una
prevalencia de enfermedad celíaca tres
veces superior entre niños autistas en comparación con la población pediátrica
general, por lo que los investigadores sugirieron que todos los niños con
trastornos del espectro autista deberían ser evaluados en busca de una
enfermedad celíaca subyacente, independientemente de la
presencia o no de problemas gastrointestinales.
Algunos
autistas consideran que el autismo les da ciertas ventajas. Éste es el caso del
Premio Nobel de Economía Vernon Smith, quien dice que el
autismo es una "ventaja selectiva", ya que le proporciona la
habilidad para hiperconcentrarse (una habilidad también apuntada por personas
con TDAH).
La creencia
común de que los autistas no tienen sentimientos no tiene una base real. De hecho,
los autistas parecen ser bastante sensibles en muchos sentidos. La dificultad
se presenta en la expresión de los sentimientos, que se interpreta como una
falta de los mismos.
"Yo soy
otro. Distinto de ti, quien me hace sufrir. Puedes juzgarme en mi propio
banquillo. No en mi alteridad" Charles Baudelaire.
Los autistas
suelen referirse a sus características obsesivas como
"perseverancias", y en algunos casos las consideran ventajosas.
Algunos autistas cambian sus "perseverancias" con regularidad y otros
tienen una sola "perseverancia" principal de por vida.
Entre
algunas características de las ya mencionadas los niños autistas poseen
lenguaje nulo, limitado o lo tenía y dejó de hablar, repiten lo mismo que oyen
(frases o palabras). En algunas ocasiones parece sordo, tienen una gran obsesión
por los objetos, por ejemplo, le gusta traer en la mano un montón de legos sin
razón alguna, no poseen interés por juguetes, evitan algún contacto físico o de
contacto visual, caminan en puntitas, se aíslan, aleteo en las manos, son
hiperactivos, no responde cuando se les llama, son hipersensibles a los
sonidos, se enfadan mucho y tienen rabietas sin razón alguna, giran o se mecen,
no pueden estar quietos en un solo lugar.
Diagnostico
El DSM-IV(APA 1994) indica que para un
diagnóstico de autismo es necesario que se den una serie de características
englobadas en tres grupos. El primero de ellos hace referencia a alteraciones
en las relaciones sociales; el segundo se refiere a alteraciones en la
comunicación, y el tercero alude a una serie de patrones de comportamiento,
intereses y actividades restringidos, restrictivos y estereotipados. El DSM-5
cambió la manera de codificar el trastorno, pasando a integrarse dentro del
denominado Trastorno
del espectro autista junto a otros síndromes que anteriormente
se consideraban como entidades diagnósticas independientes, como el Síndrome de
Asperger.
Aspectos
cognoscitivos
Alrededor
del 75% de los pacientes diagnosticados de autismo presentan algún grado de
retraso mental. Se da la circunstancia de que a medida que aumenta el grado de
retraso mental, aumenta también la prevalencia del autismo. Puede decirse que
resulta difícil establecer los límites entre el autismo y el retraso mental en
aquellos casos en los que la deficiencia mental es muy severa. No
obstante, uno de los problemas de esta determinación es que se basa en una
medición del cociente
intelectual (CI) que no es factible ni fiable en ciertas
circunstancias. También se ha propuesto que puede haber individuos sumamente
autistas que sin embargo son muy inteligentes y, por lo tanto, capaces de
eludir un diagnóstico de autismo. Esto hace que sea imposible hacer una
determinación exacta y generalizada acerca de las características cognitivas
del fenotipo autista.
Sin embargo,
se sabe que los niños superdotados tienen características que se asemejan a las
del autismo, tales como la introversión y la propensión a las alergias. Se
ha documentado también el hecho de que los niños autistas, en promedio, tienen
una cantidad desproporcionada de familiares cercanos que son ingenieros o
científicos. Todo esto se suma a la especulación controvertida de que
figuras históricas como Albert Einstein e Isaac Newton, al igual que figuras
contemporáneas como Bill Gates, tengan
posiblemente síndrome de
Asperger. Observaciones de esta naturaleza han llevado a la
escritora autista Temple Grandin,
entre otros, a especular que ser genio en sí "puede ser una
anormalidad".
Hay quienes
proponen que el fenotipo autista es independiente de la inteligencia. Es decir,
se pueden encontrar autistas con cualquier nivel de inteligencia. Aquellos
con inteligencia por debajo de lo normal serían los que tienden a ser
diagnosticados. Aquellos con inteligencia normal o superior serían los que
ganan notoriedad, según este punto de vista.
Rimland (1978)
encontró que el 10% de los autistas tienen "talentos extraordinarios"
en campos específicos (comparado con un 0,5% de la población general). Brown y
Pilvang (2000) han propuesto el concepto del
"niño que esconde conocimiento" y han demostrado por medio de cambios
en las pruebas de inteligencia que los niños autistas tienen un potencial que
se esconde detrás de su comportamiento. Argumentan también que la falta de
optimismo que promueve gran parte de la literatura científica sobre el tema
puede empeorar la situación del individuo autista. Dawson (2005),
una investigadora autista, ha realizado comparaciones cognitivas entre
individuos autistas y no autistas; encontró que su rendimiento relativo en las
pruebas de Wechsler y RPM son inversos. Un estudio de la Universidad
Estatal de Ohio encontró que los autistas tienen mejor rendimiento en pruebas
de memoria falsa. Happe (2001) hizo pruebas a
hermanos y padres de niños autistas y propuso que el autismo puede incluir un
"estilo cognitivo" (coherencia central débil) que confiere ventajas
en el procesamiento de información.
En la
actualidad los neuropsicólogos clínicos
están llevando a cabo terapias cognitivas y evaluaciones e investigaciones
sobre la implicación del lóbulo frontal en el autismo,
planteando unas posibilidades terapéuticas muy interesantes. Por tanto, el
tratamiento neuropsicológico se plantea como necesario, siempre y cuando se
pueda obtener efectividad.
Alto
y bajo funcionamiento
Un criterio
común para la distinción entre autismo de alto y de bajo funcionamiento es
un cociente
intelectual de más de 70-80 para aquellos que se dice que
son de alto
funcionamiento, y de menos de 70-80 para aquellos que se dice que
son de bajo funcionamiento. Este criterio tiene varios problemas:
·
Se cree que las pruebas de
cociente intelectual son inadecuadas para medir la inteligencia de una persona
autista, ya que están diseñadas para personas típicas. Es decir, estas pruebas
asumen que existe interés, entendimiento, conocimientos lingüísticos,
motivación, habilidad motriz, etc. Se conocen casos de personas autistas cuyo
cociente intelectual cambia drásticamente dentro de un periodo relativamente
corto, lo cual probablemente no indica un cambio real en el nivel de
inteligencia.
·
La percepción de "bajo
funcionamiento" por lo general se refiere a carencia de habla, incapacidad
para cuidarse de sí mismo, falta de interacción social, etc. Esto no siempre
coincide con el criterio del cociente intelectual. Existen personas autistas
que carecen de habla (aunque se pueden comunicar por escrito) con un cociente
intelectual alto. Por otro lado, autistas con un cociente intelectual bajo
podrían poseer la capacidad del habla.
·
Los autistas varían
extremadamente en sus capacidades. Una misma persona puede mostrar
características de "alto funcionamiento" y otras de "bajo
funcionamiento." Por lo tanto estas etiquetas son uni-dimensionales y su
descriptividad deficiente.
·
Las personas autistas que son
de "bajo funcionamiento" en algún área pueden desarrollarse y
volverse de "alto funcionamiento" en esa misma área. Alguien
diagnosticado autista puede volverse indistinguible de alguien diagnosticado
con Síndrome de
Asperger.
Diagnóstico
diferencial
Autismo infantil y retraso mental
El autismo
infantil produce alteraciones intelectuales que a menudo son muy difíles de
diferenciar del retraso mental.
Sus principales características son:
·
Ausencia de interacción social
·
Alteraciones profundas en el
lenguaje, no acorde con las capacidades intelectuales
·
Insistencia en comportamientos
estereotipados
·
Aparece antes de los 30 meses
de edad
·
Resistencia al cambio
·
Incapacidad para anticipar el
peligro
Su cociente
intelectual suele ser bajo, correlacionándose en forma directa
con los defectos lingüísticos. En pruebas psicométricas, el perfil de inteligencia del niño autista (al
contrario del menor con retraso mental) con frecuencia muestra:
·
Disociación entre los CI
verbal y no verbal, con una superioridad por parte de las habilidades no
verbales
·
El desarrollo del lenguaje no
sigue las etapas normales
·
Regresiones espontáneas en el
proceso de desarrollo comunicativo
·
Disociaciones claras entre la
forma y el contenido del lenguaje y su uso en forma inapropiada
Los menores
que padecen retraso mental suelen exhibir un retraso en el desarrollo
lingüístico, pero siguen las mismas etapas del niño normal. El autismo infantil
y el retraso mental llegan a estar relacionados y, de hecho, se ha considerado
que aproximadamente tres cuartas partes de niños autistas funcionan como
adultos con retraso mental.
Tratamiento
No existe
por ahora un tratamiento que cure el autismo. La idea de que puede curarse se
basa en la premisa del autismo como enfermedad. Tratamientos tales como ABA,
basados en terapias conductistas tienen aceptación en ciertos círculos, ya que
algunos niños con autismo de alto funcionamiento, al ser sometidos a estos
tratamientos aparentan "curarse". Empero, ABA experimenta fuerte
rechazo por parte de la comunidad autista, debido al uso de aversivos, lo cual
es considerado inmoral, y por el hecho de que se basa en la idea del autismo
como una enfermedad que puede ser curada, en vez de una discapacidad de origen
neurobiológico, como es el consenso en la comunidad científica actual.
Existen una
serie de tratamientos no probados que son populares entre los padres de niños
autistas. Tal es el caso de tratamientos biológicos y terapias de diversos
tipos; algunos padres consideraron que el tratamiento con quelantes ha mejorado
significativamente sus niños autistas. Al día de hoy, sin embargo, sólo
los tratamientos psicológicos conductuales presentan fuerte evidencia a su
favor.
La educación
como el vehículo para el tratamiento de las personas con autismo. Es necesario
crear programas educativos adaptados a las necesidades individuales de cada
persona con autismo. Cabe destacar el trabajo que se está realizando con
algunas personas con autismo en el campo de la Planificación centrada en la persona (PCP).
Autismo
Europa en el año 2000, editó un documento con el nombre Descripción del
autismo, donde señalaba que la edad adulta es el período más largo de la
vida y el plan de tratamiento debe considerar el acceso a una variedad de
recursos, que van desde la atención residencial y los hogares de grupo, hasta
un apoyo personalizado en la comunidad; y alternativas ocupacionales, desde
centros estructurados de día, empleo especial con apoyo, hasta la plena
integración laboral.
El grupo de
expertos del Instituto de Salud Carlos III (Ministerio de Sanidad español)
publicó en 2006 una Guía de buena práctica para el tratamiento de los
trastornos del espectro autista, que revisa la evidencia científica de los
diferentes abordajes terapéuticos y farmacológicos.
Últimamente se
trabaja en consensuar propuestas que permitan valorar, evaluar y medir el
impacto de los apoyos proporcionados por las organizaciones en la calidad de
vida de las personas con autismo.
La fisioterapia se
ha propuesto como una medida terapéutica más dentro del amplio grupo de
terapias centradas en las personas, con posibilidades de aportar algunas
mejoras en los niños con esta condición.
Integración
Sensorial
Las
experiencias sensoriales están presentes en nuestras ocupaciones y actividades
diarias. En algunas poblaciones estas experiencias resultan problemáticas
y afectan la participación en diferentes acciones, tareas, actividades y
ocupaciones. De este modo, los problemas sensoriales en los individuos con
diagnóstico de autismo están ampliamente reportados en la literatura Las
dificultades sensoriales en individuos con autismo han sido confirmadas por
diferentes tipos de estudios incluyendo cuestionarios, estudios
neurofisiológicos y reportes biográficos proporcionados por personas con
diagnóstico de autismo Aunque esto parece una novedad fue Kanner quién en
1943 originalmente describió no solo la fascinación y el placer que los niños
con diagnóstico de autismo experimentan en relación a ciertos estímulos
sensoriales como el reflejo de la luz en los espejos sino también signos asociados
a estrés; como por ejemplo el cubrirse los oídos en presencia de ciertos
sonidos.
Anna Jean
Ayres, PhD, OTR, (January 18, 1920 – December 16, 1988) fue la Terapeuta Ocupacional
que desarrolló la teoría e intervención en Integración Sensorial en los EEUU.
Los problemas sensoriales más comúnmente reportados en individuos con
diagnóstico de autismo incluyen hypo-repuesta, hyper-respuesta, patrón de
respuesta mixto y problemas de praxis debidos a déficits en el procesamiento e
integración de diferentes sensaciones. Sin embargo, otras
caracterizaciones también han sido reportadas. Por ejemplo, Baranek y sus
colaboradores reportaron patrones de hipo-responsividad (hipo),
hyper-responsividad (hiper), intereses, repeticiones y comportamientos de
búsqueda (IRCB) y percepción superior Las evaluaciones especializadas en
integración sensorial son llevadas a cabo por Terapeutas Ocupacionales con
educación de post graduación en este abordaje en más de 22 países en el mundo.
Una formación internacional en esta teoría y marco de intervención ha sido
desarrollada por instructores por medio de la University of Southern California
(USC) y la Western Psychological Services (WPS). Criterios de formación
específica han sido establecidos y se implementan en varios países del mundo.
Tests
estandarizados, cuestionarios a los padres y maestros, observaciones clínicas
estructuradas y no estructuradas son comúnmente utilizadas en toda evaluación
de Terapia Ocupacional con un énfasis en Integración Sensorial. Una medición de
fidelidad durante la intervención ha sido desarrollada lo que permite unificar
criterios en cómo se administra la intervención en diferentes centros de
atención y clínicas en el mundo.
Otros
profesionales como terapeutas físicos y terapeutas de lenguaje reciben formación
impartida por Terapeutas Ocupacionales para la utilización de algunos
principios específicos de intervención para el logro de objetivos dentro del
marco de su accionar disciplinar y profesional. La evaluación de integración
sensorial es conducida sólo por Terapeutas Ocupacionales. Esto ocurre en
ambientes altamente especializados donde el niño tiene acceso a diferentes
situaciones de juego, medición, observación y registro formal de
comportamientos específicos. El arreglo particular de la sala de intervención y
diferentes equipos terapéuticos son utilizados por Terapistas Ocupacionales
para la observación y la manipulación de diferentes aspectos de la información
sensorial incluyendo intensidad, frecuencia, duración, tipo, novedad y
complejidad. Al mismo tiempo, diferentes tipos de respuestas de adaptación son
cuidadosamente registrados. Diferentes respuestas de adaptación y la habilidad
del niño para procesar e integrar información sensorial se complementan con
otras fuentes de información para elaborar un reporte profesional de evaluación
que incluye una descripción específica de diferentes aspectos y su relación al
motivo de consulta o problema funcional y de participación del niño. De este
modo, aspectos de la situación de juego, organización del comportamiento,
procesamiento sensorial, praxis, aspectos posturales y motores, habilidad para
relacionarse con el espacio, los materiales y juguetes, así como también los
diferentes aspectos de comportamientos sociales, emocionales y de comunicación
son comúnmente reportados en la evaluación de Terapia Ocupacional con un
énfasis en Integración Sensorial. La evaluación y la intervención ocurren en el
marco de una relación terapéutica, profesional y de juego por un Terapista
Ocupacional con formación universitaria, formación de post-grado específica en
el abordaje de integración sensorial y con una membresía a su asociación
profesional regional y/o nacional.
El DSM 5 en
los EEUU publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría ha
reconocido la existencia de los problemas sensoriales como parte del
diagnóstico de autismo. Esto ha causado un renovado interés en Integración
Sensorial dentro de Terapia Ocupacional. Terapia Ocupacional con Integración
Sensorial (OT/SI) ha demostrado evidencia científica de efectividad y eficacia
en pruebas controladas aleatorizadas, el nivel más alto de evidencia científica Mejorías
en varias áreas incluyendo aspectos motores, del comportamiento, lenguaje,
juego y actividades de la vida diaria así como también objetivos específicos
establecidos con los familiares han resultado positivos cuando la intervención
está implementada por Terapeutas Ocupacionales con formación adecuada en
Integración Sensorial.
Psicoanálisis
Durante
décadas, el psicoanálisis (principalmente, en Norteamérica) trató de explicar
el trastorno autista partiendo de la premisa de que era causado por el estilo
de crianza de los padres. Esto hizo que se crearan centros en los que se
apartaba a los niños autistas de sus padres , y además, se provocaban
serios problemas de autoinculpación en
los padres y las madres. Además, el término de autismo, así caracterizado, se
volvía difuso, sin límites claros, de manera que se abusó de él en el diagnóstico, convirtiéndose casi en una
moda.
Después de
haber privilegiado este origen psíquico puro, el psicoanálisis trató de integrar los
datos de la neurofisiología y
de la genética y, desde
principios de 1970, Frances Tustin " afirmó
que podía haber una disposición genética en los niños que se vuelven autistas.
De hecho, Bruno Bettelheim", Margaret Mahler", Frances Tustin, Donald Meltzer, sin dejar de
interrogar el sentido que puede tomar el autismo en la relación pariente-niño,
dejaron más abierta la cuestión del origen de este tipo de trastornos. Se habla
entonces más bien de "estados autísticos", dejando lugar el nombre al
adjetivo en la expresión. Esto impone un enfoque plurifactorial en lo tocante a
su psicogénesis, aunque un acceso psíquico a este tipo de trastornos permanece
esencial.
De entre los
psicoanalistas que se dedicaron al autismo, destaca el citado Bruno Bettelheim, que aunó las teorías
psicodinámicas con la epistemología piagetiana. En los centros que dirigió,
creó ambientes saludables y confortables para sus pacientes. Sin embargo, la
falta de criterios diagnósticos creó cierta sospecha en los ambientes de la
época. No obstante, recibió subvenciones. Más tarde se demostró que había
aceptado en sus centros a niños normales, con el fin de hacer creer que sus
métodos lograban la recuperación de los autistas.
Después de
los años 60, y sobre todo a partir de los 80 y 90, las investigaciones
científicas han evidenciado la base neurológica y hereditaria del autismo, reemplazando
los presupuestos psicoanalíticos por tesis basadas en datos experimentales, y
no en meras especulaciones. La tesis de la culpabilidad de los padres ha sido
definitivamente desechada.
Así, el
Grupo de estudio para los trastornos del espectro autista del Instituto de
Salud Carlos III (Ministerio de Sanidad español), en su Guía de Buena
Práctica para el Tratamiento de los Trastornos del Espectro Autista,
desaconseja la terapia psicodinámica como tratamiento de los TEA y destaca que
el planteamiento psicoanalítico del autismo ha constituido uno de los mayores
errores en la historia de la neuropsiquiatría infantil.
Del mismo
modo, las demás guías de
buena praxis, tanto en el ámbito anglosajón como fuera de él,
desaconsejan las terapias psicodinámicas Sin embargo, tanto el daño
causado a las familias como el retraso que causó en la investigación
científica sobre el autismo no puede ya ser reparado.
Pronostico
El
pronóstico del autismo es aparentemente impredecible. Algunos niños se
desarrollan a niveles en los cuales su autismo no es comúnmente perceptible,
sin razón aparente. Otros desarrollan habilidades funcionales después de un
tratamiento intenso con terapia ABA. Algunos padres reportan mejorías después
de utilizar tratamientos biológicos (no probados). Por otro lado, muchos
individuos autistas requieren ser cuidados de por vida y otros nunca
desarrollan lenguaje oral. La terapia parece no tener efecto alguno en ciertos
casos. Mientras que algunos autistas adultos parecen mejorar en su
funcionamiento al pasar el tiempo, otros reportan que se vuelven "más
autistas".
La ansiedad y la depresión se presentan con frecuencia
en adolescentes y adultos autistas. Se sabe que la respuesta al estrés es más
pronunciada en muchos autistas, lo cual podría ser una causa. Pero dados los
déficits sociales de los autistas, también es posible que la ansiedad y
depresión se deban a instancias de adversidad social.
Las
diferencias cerebrales de un individuo realmente autista son tan pronunciadas
que es improbable que se puedan eliminar por medio del uso de fármacos o
terapia, por intensiva que sea. Aunque su comportamiento externo sea parecido
al de las personas no autistas, internamente la persona autista seguirá siendo
neurológicamente diferente a los demás.
En una
minoría de casos la persona autista puede sacar ventaja de su condición y
lograr éxito en su área de interés. Un ejemplo es el caso de la Dra. Temple Grandin, considerada autista desde
una temprana edad, quien ahora es Profesora Asociada de la Universidad de
Colorado, experta en equipo de manejo de ganado, y autora de varios libros
acerca del autismo, incluyendo el popular "Thinking in Pictures" (Pensando
en Imágenes).
Integración
a escuelas regulares
Los niños
con autismo se pueden integrar a escuelas regulares, siempre y cuando cuenten
con los apoyos que requieren para aprender y desarrollarse en la escuela. Cada
niño es único con sus fortalezas, gustos y retos. Es decir que tampoco los
niños con autismo son iguales entre sí, por lo que en la escuela se debe formar
un equipo de trabajo junto con la familia y si es necesario especialistas
externos. Este equipo se encarga de definir los objetivos para el alumno, así
como la forma en que van a trabajar con él. Es muy importante tomar en cuenta
las fortalezas del niño al diseñar su programa.
Es así mismo
de vital importancia crear conciencia en los colegios y escuelas acerca del
autismo y sus variantes (como el síndrome de Asperger por
ejemplo) a fin de erradicar el acoso escolar o bullying del
cual pueden ser víctimas a causa de la ignorancia.
Aspectos políticos
A partir de
la popularización de Internet, muchas
personas con autismo, típicamente adultos, comenzaron a formar comunidades en
línea y a expresar sus puntos de vista acerca del autismo. Fue así que se
crearon las bases para un nuevo tipo de identidad política: el movimiento de
los derechos de personas con autismo.
La posición
que el movimiento de los derechos del autista considera fundamental es que el
autismo no es una enfermedad o desorden en sí, sino una forma de ser; es decir,
una neurología atípica que merece respeto. La comunidad autista ha inventado
una serie de términos para contrastar con los términos en uso común por el
público, por ejemplo, "neurotípico" en lugar de
"normal", "neurodiversidad" en lugar de
enfermedad o desorden, y "neurodivergente" en lugar de
"anormal".
El
movimiento ha sido criticado fuertemente por algunos padres de niños autistas,
principalmente Kit Weintraub y Lenny Schaffer, quienes han acusado a los
activistas autistas de no ser autistas en realidad, entre otras cosas. Cabe
notar que algunos padres de niños autistas sí apoyan al movimiento.
En términos generales, lo que busca el movimiento es lo siguiente:
·
Protestar los esfuerzos que
existen para curar, institucionalizar o drogar a personas autistas en contra de
su voluntad.
·
Prevenir la eliminación
del genotipo autista por medio de abortos una vez que pruebas genéticas
prenatales se hagan disponibles.
·
Demandar tolerancia para la
neurología atípica del autismo.
·
Educar al público acerca de
los estereotipos del autismo que
consideran insultantes o simplemente incorrectos.
·
Protestar la actitud común en
el sentido de que las personas autistas son inferiores.
·
Protestar la actitud de que ser
autista es "malo".
·
Que no sólo se enfaticen los
aspectos negativos del autismo.
·
Eliminar el uso peyorativo del
término "autista".
Miembros del
movimiento lo han comparado a la lucha de activistas homosexuales, quienes lograron en 1973 la
remoción de la homosexualidad, que en ese tiempo se consideraba una enfermedad
mental, del DSM.
Los
activistas más renombrados del movimiento son:
·
Jim
Sinclair, autor del controvertido y muy citado ensayo Don't
Mourn for Us (No Sufran por Nosotros) donde argumenta que el
autismo no es una tragedia para el autista sino que simplemente lo perciben así
los familiares del autista. Jim Sinclar también fundó Autism Network International.
·
Michelle
Dawson, activista autista e investigadora del autismo. Michelle
Dawson ha criticado la terapia ABA por medio de una campaña de cartas enviadas
al parlamento de Canadá.
·
Jasmine
O'Neill, una autista que carece de habla, pero aun así ha
argumentado en favor de un punto de vista pro-neurodiversidad en un ensayo
titulado A Place for All (Un Lugar Para Todos). Jasmine
O'Neill también es la autora de un libro muy popular en la comunidad autista
titulado Through the Eyes of Aliens (A Través de los Ojos
de Extraños).
·
Amanda Baggs, otra activista autista que
prácticamente carece de habla. Amanda Baggs es una de las responsables
principales del sitio web autistics.org donde
ha publicado varios artículos sobre el tema. Fue institucionalizada en la
adolescencia y ha tenido muchos de los síntomas del autismo considerados
severos.
En España,
el 18 de noviembre de 2014, con el respaldo de todos los grupos parlamentarios,
se aprobó una proposición no de ley en la que se instaba al Gobierno a
estudiar, en el ambito de sus competencias, la elaboración y desarrollo de una
Estrategia Espanola en Trastornos del Espectro del Autismo.
www.es.wikipedia.org/wiki/Autismo
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