Los tranquilizantes son medicamentos que se prescriben
para combatir el estrés(estado fuerte de tensión), ansiedad y como auxiliares para
conciliar el sueño
Tranquilizantes
Grupo heterogéneo de
sustancias que de acuerdo con la dosis o la sustancia activa que contiene,
desencadena un efecto tranquilizador, ansiolítico,
relajador, soporífero o anticonvulsivo.
Características
Las más
significativas son sus efectos contra la ansiedad y su acción como relajante
muscular. Su incorporación a la terapéutica permitió
el control de la angustia sin que se produjera, de forma simultánea, afección
de la vigilia. Estos fármacos producen
con frecuencia habituación.
Mecanismos farmacológicos
esenciales
Sus
efectos se producen por acción agonista o reforzadora de los neurotransmisores
inhibidores como la glicina,
el ácido gammaaminobutírico (GABA)
y especialmente en el receptor GABA-A, que además de su efecto reductor de
ansiedad compite con el tono dopaminérgico.
Por otra
parte, son antagonistas de la serotonina y
el ácido
glutámico. Asimismo, elevan la prostaglandina E, de
efecto anticonvulsivante. Se han descrito recientemente receptores específicos
para las benzodiacepinas, lo
que plantea la inferencia de que siguiendo el modelo de los opiáceos podrían
existir sustancias naturales en el SNC de estructura química similar a estos
fármacos.
Estructura sobre el sistema
nervioso
Las
estructuras fundamentales del sistema nervioso en que ejercen su acción:
- La acción fundamental se origina al nivel del sistema límbico, centro modulador de las conductas de acercamiento y evitación, así como regulador visceral significativo. También actúan sobre el hipotálamo y las conexiones sinápticas medulares con notable efecto bloqueador, determinante de su acción como relajante muscular. La acción sobre la formación reticular es menos importante.
Efectos
Efectos sobre las manifestaciones psicopatológicas.
Estos
fármacos son ansiolíticos, anti fóbicos, anti obsesivos, anticonvulsivantes; actualmente existen tranquilizantes de efectos
específicos sobre los trastornos del sueño.
Efectos sobre el nivel de
vigilia.
Es muy
discreto, excepto en los fármacos específicos que pueden ser utilizados como
hipnóticos y cuya administración está solo indicada como recurso transitorio en
horario nocturno.
Efectos
vegetativos.
Provocan
discretos efectos vago líticos y simpaticolíticos en dosis convencionales, debe
señalarse sin embargo, que la benactizina tiene
notable efecto vago lítico y que los benzodiacepínicos, como el diacepam y el clorodiazepóxido,
pueden producir taquicardia compensadora de la disminución en la frecuencia
respiratoria determinada por su efecto como relajante muscular.
Efectos extra piramidales.
Como
generalización no los producen, e incluso, pueden ser utilizados como
terapéutica de algunos cuadros extra piramidales determinados por
neurolépticos. Hay reportes excepcionales de efectos extra piramidales con
algunas benzodiacepinas.
Efectos sobre el umbral
convulsivo.
Son
significativos y se relacionan con su acción potencializa dora de los neurotransmisores
inhibidores, así como con su efecto liberador de prostaglandina E, de notable
acción anticonvulsiva. Debe recordarse que el diacepam por vía parenteral es la
primera elección en el tratamiento del status epiléptico.
Riesgo de habituación.
Es
notable, sobre todo, si se administran en dosis elevadas y por tiempo
prolongado. El médico general
debe usar las menores dosis efectivas y suspender la indicación tan pronto se
controlen los síntomas. El riesgo adictivo es mayor en los fármacos de efecto
hipnótico, seguidos por el meprobamato.
Indicaciones fundamentales.
Ansiedad
de nivel neurótico, fobias,
manifestaciones psicofisiopatológicas,
como inductores del sueño y como complemento del tratamiento antiepiléptico.
Contraindicaciones.
En la miastenia
gravis, en los sujetos con adicciones y en los 3 primeros meses
de gestación. El médico general debe conocer que en los alcohólicos se
produce una tolerancia cruzada con los tranquilizantes, por lo que para
producir efectos ansiolíticos serían necesarias elevadas dosis. En estos casos
se recomienda utilizar algún neuroléptico como el haloperidol o
la trifluoperacina,
aunque en cuadros agudos está indicado el diacepam o el clorodiazepóxido
inyectable hasta superar la crisis.
Toxicidad y efectos colaterales.
Dermatotoxias
polimorfas, ataxia, somnolencia
ocasional, nistagmo,
potencialización con el alcohol, disminución temporal de la libido,
constipación, dispepsia, hipotensión discreta, excepcionalmente ícteros
colangiolíticos similares a los que se reportan con la clorpromacina, aunque
su efecto hepatotóxico es discreto. Estos fármacos son depresores del sistema
nervioso, su uso prolongado puede originar hipotimia y en los
casos de fármacos de vida media prolongada, como el diacepam y el
clorodiazepóxido, se produce una acumulación que incrementa el riesgo de
somnolencia diurna, dificultades de concentración y memoria, así como de
caídas, estas últimas más frecuentes en ancianos.
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