La angustia y la ansiedad
La
ansiedad es una sensación desagradable, difusa y vaga de inquietud. Como señala
Kaplan, se suele acompañar de dolores de
cabeza, palpitaciones, opresión en el pecho y molestias gástricas,
aunque varía de una persona a otra. En realidad, la ansiedad es una señal de
alerta (como lo es el miedo); advierte del peligro inminente y permite a una
persona tomar medidas contra la amenaza. En este sentido, es un mecanismo
positivo para la integridad del ser humano.
Sin embargo,
la ansiedad, frecuentemente, por distintas razones, supone un trastorno, que se
caracteriza por palpitaciones, sudores y sensación de miedo. También afecta al
pensamiento, produciendo confusión y disminuyendo la memoria y la capacidad de
concentración. Todo ello provoca un desajuste en la relación del paciente con
otras personas y con el mundo que le rodea.
La
ansiedad y la angustia son palabras que se utilizan de forma indistinta en
muchas ocasiones. La angustia hace referencia, sin embargo, a una sensación más
física, caracterizada por opresión en el pecho o el estómago y que se acompaña
de un temor inminente a morir o a volverse loco.
Los trastornos de ansiedad
Los
trastornos de ansiedad son los más frecuentes entre las enfermedades mentales.
Los últimos estudios demuestran que un 30% de las mujeres y un 20% de los
hombres sufrirán algún tipo de trastorno de ansiedad a lo largo de su vida.
Afortunadamente, se pueden tratar y superar. A continuación, vamos a describir
los tipos de trastornos de ansiedad más importantes:
El trastorno de ansiedad
generalizada
Consiste
en la experiencia general de ansiedad, con una tensión constante y una excesiva
preocupación por la situación cotidiana y respecto al futuro. Además, la
persona afectada padece tensión muscular, cansancio, falta de concentración e
irritabilidad. En muchas ocasiones se acompaña de insomnio. Estos síntomas
limitan a la persona para el desarrollo normal de sus actividades cotidianas.
Este
trastorno suele aparecer en los años jóvenes y es más frecuente en las mujeres
que en los hombres. La ansiedad no tiene relación directa con ningún acontecimiento
concreto, a diferencia de lo que ocurre con otros trastornos de ansiedad.
El trastorno de pánico o
trastorno de angustia
Consiste
en experimentar ataques de ansiedad o crisis de angustia súbitas e intensas.
Quienes sufren el ataque tienen la sensación de que pueden morirse o volverse
locos. Se caracteriza también por presión en el pecho, sensación de ahogo,
temblor, sudor, náuseas y palpitaciones.
Los
ataques duran entre 10 y 30 minutos, y no se producen siempre frente a una
situación concreta, aunque se detectan situaciones que predisponen a
padecerlos. Es más frecuente en mujeres y se suele presentar en la juventud.
La fobia social
Se
caracteriza porque la persona siente temor a ser el foco de atención de las
personas, a hablar en público y relacionarse con mucha gente, por miedo a sus
críticas o a hacer el ridículo.
Quienes
padecen fobia social se sienten ansiosos y preocupados por el hecho de tener
que hablar en público, comer junto a otras personas y realizar preguntas en
público. Temen, por tanto, acudir a comidas, cenas, fiestas, bodas y otros
acontecimientos sociales, por lo que tienden a evitarlos.
La fobia
social se suele presentar en la juventud y es más frecuente en mujeres que en
hombres. Al contrario que la agorafobia, el contar con una persona amiga al
lado no ayuda al fóbico en absoluto.
La agorafobia
Las
personas que sufren de agorafobia experimentan una intensa ansiedad psicológica
y física en determinadas situaciones:
- En espacios cerrados de difícil salida
- En lugares donde nadie acudiría si se pide ayuda
- En entornos y ambientes desconocidos y extraños
- En lugares públicos con mucha gente
Como
consecuencia de ello, estas personas tienden a evitar muchas situaciones, lo
que repercute muy negativamente en su vida diaria. Algunas personas llegan a
tener grandes dificultades para salir de su casa.
La
agorafobia se da muy frecuentemente en personas que padecen trastorno de
pánico. El contar con una persona amiga al lado alivia la agorafobia, por lo
que es muy importante para los agorafóbicos tener compañía.
Otras fobias
Las
fobias son temores exagerados e irracionales ante situaciones que no
provocarían esta reacción en las demás personas. Las más frecuentes son las
siguientes:
- A animales
- A tormentas, fuertes vientos, aguaceros
- Al daño corporal, inyecciones, pinchazos, a la sangre
- Temor al agotamiento, a vómitos, a contraer una enfermedad etc.
Cómo prevenir y tratar la
ansiedad y la angustia
Realizar ejercicio periódicamente
El
ejercicio físico mejora el estado general de salud y síntomas como la ansiedad
y la angustia. También tiene un efecto preventivo. Son especialmente
recomendables las actividades de carácter aeróbico, como la natación, el
footing o el ciclismo. El deporte es más beneficioso cuando se practica con
constancia y metódicamente.
Practicar técnicas de relajación
Existen
diferentes métodos de relajación que previenen y tratan la ansiedad. Conviene
aprender una técnica concreta supervisada por expertos, para luego
desarrollarla de forma autónoma, en el momento y lugar que sea adecuado para el
paciente.
Aprender a respirar despacio
Respirar
con excesiva frecuencia y profundidad puede agravar e, incluso, desencadenar
una crisis de ansiedad. Por ello, es beneficioso practicar ejercicios de
respiración, procurando que esta sea lenta, relajada y esperando unos tres
segundos entre cada espiración y la inspiración siguiente.
Tratamiento mediante psicoterapia
y medicación
Algunas
técnicas psicoterapéuticas se utilizan en el tratamiento de estos trastornos.
Un punto central de la psicoterapia consiste en conseguir identificar y detectar
los síntomas de ansiedad en una mismo (preocupación, miedo a morirse o volverse
loco, sudoración, palpitaciones, temblores etc.) También se han de identificar
aquellas situaciones o lugares que generan ansiedad.
Mediante
la psicoterapia se aprende a controlar los ataques de pánico y las crisis de
angustia. Asimismo, se afrontan progresivamente las situaciones que antes se
evitaban. Todo ello rebaja el nivel de preocupación del enfermo.
En
determinados casos se utilizan medicaciones como los ansiolíticos y los
antidepresivos. Como es lógico, la psicoterapia y la farmacoterapia deberán ser
prescritas y llevadas a cabo por especialistas.
Fues investigado de esta pegina, www.netdoctor.es
Dr.
Eduardo De la Sota Guimón, especialista en Psiquiatría.
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