Esta aportación puramente maya a la historia de aquel pueblo abarca alrededor de doce siglos de la era cristiana, y ciertamente pocos detalles históricos, como nosotros los entendemos, han sobrevivido, las inscripciones jeroglíficas mayas nos dan un fondo cronológico más exacto que el que puede encontrarse en otro lugar de la América indígena.. La Historia de Chichén Itzá refleja un pasado glorioso, propio de un centro ceremonial donde la mayor parte de la vida de una civilización tomaba un curso decisivo.
Los edificios más conocidos del sitio son: El Castillo o también conocido como el templo de Kukulcan, la estructura más grande e importante. Sus escaleras rematan con dos cabezas de serpiente, mismas que parecen recobrar vida en cada equinoccio, cuando el sol proyecta sus rayos sobre el edificio formando triángulos de sombra que simulan el cuerpo del reptil bajando del templo a la tierra. El Templo de los Guerreros, integrado por el Templo del Chac Mool y por un conjunto de pilastras, cada una grabada con representaciones de sacerdotes y guerreros. El Observatorio, el Templo de las Mil Columnas, el Tzompantlí, el Akab Dzib, y el Templo de los Jaguares, son otros edificios importantes.
La arquitectura de los mayas era tan característica como la griega, romana o gótica. Tiene variaciones locales; pero fundamentalmente es una naturaleza única.
En las construcciones monumentales de Chichén Itzá se puede apreciar la conjunción de los dos estilos mayas importantes: El Puuc y el Maya Tolteca. En cada uno de sus edificios podemos observar la finura de los rasgos, figuras delicadamente esculpidas y representativas de los más importantes patrones: Chaac y Kukulcán.
Están profusamente decorados y son símbolo de la grandeza de una cultura. El equinoccio, fenómeno arqueoastrónimo, es el momento en que la tierra es iluminada por el sol de igual forma en el hemisferio norte y en el sur. Al atardecer de los días 21 de marzo y 22 de septiembre, días del inicio de los equinoccios de primavera y otoño respectivamente, se observa en la escalera norte del Castillo de Chichén Itzá, una proyección solar serpentina, consistente en siete triángulos de luz, invertidos, como resultado de la sombra que proyectan las nueve plataformas de ese edificio, al ponerse el sol.
Informacion de internet.
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