martes, 29 de septiembre de 2015

Narices




Narices




Se ganó el apodo pues debido a su bajo estatura, el peso que pretendía encontrar sus labios terminaba dando en la punta de su nariz y también porque ella nunca hizo el menor esfuerzo porque esto dejara de suceder.                                                                 
Solíamos ultrajar la intimidad discutiendo de política y religión, a veces nos sentábamos al piano y mientras ellas interpretaban mi piezas favoritas yo la cantaba al oído, luego nos sentábamos ante el televisor viendo un partido de basquetbol o una película, ella se rendía al cansancio, yo besaba apenas sus labios a modo de despedida, la arropaba con una cobija y volvió a casa.   
Aprendí de su fragilidad una mañana de domingo, cuando supe que una enfermedad degeneraba sus entrañas, cuando más impotente llegue a sentirme pues, aun cuando se hallaba por fin entre mis brazos, poco a poco se escurría de mis anhelos y el amor que profesaba.
Una mañana de domingo, una prueba de embarazo consiguió colocarnos los pies en la tierra… ella terminaría la escuela, yo comenzaría a buscar trabajo, al menos eso pensaba con una sonrisa nerviosa surcando mi rostros minutos antes de escuchar desde sus libros la palabra legrado.
Desde entonces se me hace más difícil despertar y huirle a la mañana, por eso lo intento en sitios distintos, para no reconocer cada mañana mil alcoba vacía, para no necesitar nuevos pretextos que me llevan a buscarle entre mis brazos…
“Yo te buscare más adelante, cuando no me duela todo esto, y si estas con alguien solo me quedara el consuelo de insistir hasta lograrte o morir, pues eres lo mejor que me ha pasado” me dijo minutos antes de verme partir hacia tierras lejanas en un desesperado intento por perder la pista de una realidad que nunca soñé.
Y aun a la fecha, se hace más difícil despertar, aguarda la aurora, dormir a des-horas y bostezar en todo lados, remojarme de duda y su nombre los labios y aun a la fecha se hace más difícil despertar y poco a poco es más difícil también, vivir despierto…
Porque la sueños tanto.
Es de la Revista ZONA LUZ  CITY        


 

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