Cuando hablemos de la voluntad y admiramos
a personas que han alcanzado grandes logros, lo primero que se nos ocurre es
que gozan de una gran voluntad. Nace la firme convicción de que “querer es
poder”.
Ejemplos sobren y seria prolijo
enumerarlos. En la lista podrían proponerse todo tipo personas. Nos parece lógico
suponer que si han podido es porque han querido. Sin embargo, realmente ¿querer
es poder?
Muchos obtener una consecuencia lógica:
“Si quieres lograr algo realmente dedo
poder hacerlo”, y, “si no lo logro, puedo recriminarme a mi mismo porque no lo
he querido lo suficiente”. El resultado interior es un sentimiento de frustración,
de impotencia y aun de culpabilidad. Es claro que hay algo que está fallando en
esta forma de ver las cosas. Lo primero en que probablemente se está fallando
es en determinar con toda precisión qué es exactamente aquellos que se quiere,
describirlo y definirlo. La voluntad surge proporcionándole un objetivo
concreto.
Uno de los más importantes factores que
hacen que una persona posea voluntad es que sabe que realmente todo es posible.
Los que triunfan en la vida están siempre convencidos de una cosa: se puede.
Saben que pueden y jamás renuncian a esa firma convicción.
Y es que realmente todos es posible. Si
alguien ya lo hizo o ha hecho algo parecido ¿Quién puede dudar que se puede
repetir la misma hazaña o quizá otra más grande? Virgilio diría: “Pueden porque creen que pueden”.
Lo último es poseer una profunda motivación,
un sueño grande. Una respuesta clara a la pregunta ¿Por qué he de realizar aquellos que quiero? Mientras más
grande y ambiciosa sea la respuesta, mejor.
Así pues, más que afirmar que “querer es
poder” has que afirmarlo a la inversa: Si estamos firmemente convencidos que se
puede y esto es algo profundamente interior siempre, y esta unido a un gran
sueño ¿quiere podría insinuar siquiera una pequeña duda?.
Y tu ¿crees que realmente puedes o
albergas dudas?. Eso marca la diferencia..
Hasta la vista, ZONA
LUZ CITY
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